La conquista de la Tierra Prometida

Después de la salida de Egipto y el duro caminar por el desierto, en el que el Pueblo de Israel aprende a vivir de la fe, llegamos a la Tierra Prometida… tierra que está ocupada por siete naciones.

¡Es imposible Josué! La tierra que hemos explorado y visto está habitada por siete reinos de gigantes, fuertes y bien armados. Sus ciudades están amuralladas y serán difíciles de conquistar.

La conquista de la Tierra Prometida está relatada en el libro de Josué. Las siete naciones que la ocupan representan a los siete pecados capitales: la Pereza, la Soberbia, la Gula, la Ira, la Envidia, la Avaricia y la Lujuria. En este campamento aprenderemos a combatir. Les presentamos a los niños toda esta aventura en forma de obra de teatro esta primera noche. Siete reinas monitoras representando cada pecado dialogan con Josué (Juanjo) en actitud desafiante. A la reina Pereza la hemos vencido ya llegando hasta aquí, aunque tenemos que seguir vigilándola. Dios nos quiere libres, por ello, si nos dejamos guiar, desalojará de nuestros corazones estas naciones que los ocupan.

No os preocupéis y os alarméis, esta tierra que habéis visto y explorado, Dios, bendito sea su Nombre, ha prometido que será nuestra, porque Él combatirá por nosotros.

Comienza la batalla.

Ciento y pico campamentos

monitores

Ya sólo queda un día para iniciar esta nueva aventura. Meses de preparación culminan en cuanto pongamos mañana el pie en la tierra que nos acogerá durante los siguientes días. A partir de entonces comienza una experiencia en la que no sabemos qué va a pasar.

Cierto es que hemos preparado concienzudamente este y cada uno de los campamentos que esta parroquia ha preparado, pero es llegar al día clave y todo lo que se ha preparado parece ser una minucia porque el campamento es algo vivo y se vive al día. Tenemos claras nuestras actividades programadas casi al minuto ahora toca la prueba de fuego. El triunfo o la derrota. El veredicto final. Y ese, señoras y señores, lo dictan los acampados.

Porque a pesar de que nosotros hemos programado el campamento son los acampados los que marcan su ritmo, con nuestros horarios, pero su ritmo. La implicación, la convivencia, el pasarselo bien es tarea de todos. Nosotros al fin y al cabo somos los que les planteamos las actividades, las dinámicas, hacemos una labor pedagógica. Pero cada chico, cada chica, es un mundo y cada minuto que pasamos con ellos es uno de los minutos más gratificantes que se pueden disfrutar en esta vida.

El día 9 de agosto, cuando toque el momento de la despedida y llegue el momento de las valoraciones, nos daremos cuenta de que no hemos vivido un campamento, sino ciento y pico. Porque cada uno de nosotros, ya seamos monitores o acampados habremos vivido un campamento propio, con una experiencia única e inolvidable. Mis dos años de experiencia me dicen que será así y para mí es una de esas verdades inamovibles. 9 días dan mucho de sí.